Históricamente el Precio de un inmueble ha quedado definido a través de la Ley de la Oferta y la Demanda. Por lo tanto, no es estático, sino que va cambiando según las circunstancias del mercado.

Las variaciones de los valores se deben, por un lado, a la sobreoferta o escasez de un bien y, por el otro, a la mayor o menor cantidad de demandantes que haya del otro lado de la balanza, siendo la cantidad de dinero circulante en el territorio en el que se desarrollan las operatorias, otra de las variables que condicionan este comportamiento.

Si analizamos el desarrollo de los precios de los inmuebles desde el 2001 en adelante, en nuestra zona, observamos un aumento considerable de los mismos apalancado por la liquidez imperante, fundamentalmente sostenida por el precio de los comodities agrarios, que generaron un gran volumen de dinero circulante. Parte de ese capital circulante formó una gran demanda que se tradujo en la escalada de precios por todos conocida. Por esos años era común observar cómo los precios de los Inmuebles crecían varias veces más de lo que la inflación hacía con las demás cosas.

Esta bonanza en los números duró hasta que, en forma gradual, los cambios político-económicos hicieron soplar otros vientos. El grifo de la demanda se fue cerrando paulatinamente y esto trajo aparejado un freno en el aumento de los números inmobiliarios, que si bien siguieron con inercia hacia arriba, no lo hicieron ya con la velocidad de otros tiempos. Los dueños de propiedades, si deseaban vender, debían acomodar sus pretensiones a lo que los compradores podían pagar. De a poco la burbuja dejó de crecer exponencialmente.

Nos encontramos, paulatinamente, con más clientes con intenciones de vender, que se hallaban con un mercado con pocas posibilidades de comprar, por falta de poder adquisitivo y escasos créditos aptos para la compra de Viviendas.

La aparición de los Créditos Hipotecarios, en sus distintas modalidades, vino en auxilio de esta fuerza compradora, permitiendo a muchas familias acceder a su vivienda única, y formar parte, sin quererlo, de una mayor fuerza de la demanda en el mercado. Si bien en algunos centros más poblados del país, los valores de los inmuebles ya han comenzado a crecer fruto de este aumento de la demanda, todavía en nuestra zona no se han producido tales incrementos.

De todo lo expuesto podemos concluir, con poco margen error, que los aumentos de precio de los inmuebles (en nuestra zona) se van dando al compás de lo que marca fundamentalmente el proceso inflacionario, mezclado o matizado con el comportamiento que va teniendo el dólar como moneda que en algunos casos sirve de referente.

Si Usted desea saber más al respecto, no dude en consultarnos, estamos para ayudarle…

 

Arquitecto Damián Degano

Corredor Inmobiliario